miércoles, 17 de enero de 2018

El ejercicio de la virtud.

La templanza es la virtud cardinal que recomienda moderación en la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados. Asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y mantiene los deseos en los límites de la honestidad. En un sentido más amplio, los académicos la definen como sinónimo de «moderación, sobriedad y continencia»

La fortaleza es una de las virtudes cardinales que consiste en vencer el temor y huir de la temeridad.
La palabra fortaleza deriva del vocablo latino fortis, "fuerte".  Es la energía de ánimo» por la que se 
soporta, rechaza y superan las grandes dificultades que se oponen o le impiden la «realización moral del bien según el orden de la razón».

La prudencia es la virtud de actuar de forma justa, adecuada y con moderación. También se entiende como la virtud de comunicarse con los demás por medio de un lenguaje claro, literal, cauteloso y adecuado, así como actuar respetando los sentimientos, la vida y las libertades de las demás personas. Actualmente se ha impuesto el significado de actuar con precaución para evitar posibles daños.
No debe confundirse con la doblez o el temor, la disimulación o la timidez. Gracias a la «virtud de la prudencia» las personas pueden aplicar los principios morales en casos particulares sin incurrir en error. Por otro lado cada persona puede aclarar las dudas que tenga sobre el bien que puedan hacer o el mal que deben evitar

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