sábado, 4 de noviembre de 2017

LYLT.La Celestina. Esquema 4. Temas


6. Temas
Los temas de la obra, que señalan y marcan los prólogos, se reducen a tres: el amor, la muerte y la codicia. El mismo titulillo introductorio indica que la obra fue “Compuesta en reprensión de los locos enamorados que, vencidos de su desordenado apetito, a sus amigas llaman y dicen ser su Dios, asimismo hecha en aviso de los engaños de las alcahuetas e malos e lisonjeros sirvientes.” De lo cual se deduce su fin educativo de atacar el loco amor o apetito de lo material (amor a la carne, amor al oro) y la corrupción que trastorna el orden social humano y divino.

 Amor  ( amor cortés, amor lujurioso, amor destructor)
El modo de presentar el amor en La Celestina es complejo, ambiguo y a veces contradictorio.
El primer tipo de amor que aparece en la obra es el amor cortés, del que se hace una parodia en la obra. Otro tipo de amor que se trata en La Celestina es el llamado «loco amor»: este amor apasionado era una manifestación auténtica de la locura. Calisto en sus actuaciones y palabras exhiben un personaje con todas las características de un loco de verdad. Melibea, una vez admite la pasión amorosa también se comporta como una loca.
El amor de Sempronio y Pármeno por Elicia y Areusa está claro que procura el goce físico. Este sería el «amor como sexualidad». Este tipo de amor está encarnado en la vieja Celestina, que con sus enseñanzas y actitudes contagia a quienes la rodean. Ella es la gran defensora de la pasión amorosa y lanza a los personajes al laberinto del deseo. Para conseguir ésto, Celestina insiste continuamente en la fugacidad de la juventud, apoyándose más de una vez en el tópico del Carpe Diem.
Las trágicas consecuencias de este amor confirman la interpretación moral de la obra. Es la fuerza que mueve a los personajes, pero también la causa de su perdición (visto desde una perspectiva de moral cristiana: el amor loco; frente al amor verdadero que es el amor a Dios). Los amantes no son virtuosos, se dejan llevar por la pasión y rompen las reglas del decoro y la castidad. Como consecuencia
son castigados con la muerte La obra finaliza con el planto de Pleberio, el padre de Melibea, que se lamenta contra el amor, reafirmando las teorías de la Iglesia sobre este tema.
Muerte ( ¿cómo en las Danzas o como en las coplas?)
Carece del significado trascendente que le otorga Jorge Manrique en sus Coplas, pero tampoco aparece como la apariencia macabra de las Danzas de la muerte. Fernando de Rojas presenta la muerte como un simple dejar de existir, de gozar.
 
La muerte aparece en esta obra como vengadora de los excesos cometidos tanto en el amor como en la ambición. .La vida de pecado tiene como fin natural una muerte violenta que prive al alma de la posibilidad del arrepentimiento y la redención. Es este por lo tanto, el fin de todos los personajes que no han sabido dominar sus pasiones sexuales y se han lanzado abiertamente por la senda del pecado. Aparece de golpe, sin avisar, como castigo, sorprendiendo a los protagonistas. Este tema está relacionado con el de la fortuna que se observa, como hemos apuntado anteriormente, en el discurso final de Pleberio.
 
Desde el comienzo de la obra es evidente en todos los personajes una conciencia del paso del tiempo que conduce a la muerte.  Menos Calisto los demáspersonajes hacen referencia a ella con cierta frecuencia.
Pero la muerte, sentida tan cercana, no amarga la vida de los personajes, sino que, por el contario, es un estímulo para vivir de prisa, para aprovechar la vida. Esta es la enseñanza que
Celestina intenta proyectar sobre los demás personajes de la obra. La obsesión por el paso del tiempo hace que todos los personajes tengan una gran impaciencia por vivir según su voluntad, pero la muerte, que siempre llega demasiado pronto.

Fortuna azar ciego, arbitrario y aciago

  La fortuna ejerce un poder absoluto sobre los mortales. La fortuna es una fuerza sobrenatural que reparte de forma arbitraria alegrías y calamidades entre los seres humanos. Los personajes de La Celestina entienden que la Fortuna actúa como una fuerza autónoma y ciega, de forma que, por mucho que lo intenten, no logran escapar a su poder. Este hecho crea en la obra una atmósfera de denso pesimismo al que contribuye no sólo los poderesmudables de Fortuna, sino también la presencia continua del paso del tiempo y la muerte.
 
Fernando de Rojas consideraba que la fortuna estaba tutelada por Dios, que era quién podía proteger a los hombres de la fortuna. No lo hace porque las faltas de los personajes los hacen merecedores de un castigo ejemplar: Calisto y Melibea por su lujuria y al resto de los personajes por su egoísmo y codicia.  Por eso  muchas veces, parece que los personajes están condicionados por la casualidad y el infortunio.


Dinero rompe los lazos feudales y causa la perdición de Celestina.
La ambición es un tema central de la obra, queda planteado desde el principio- los criados pretenden aprovecharse de sus amos, por la ambición material que se suscita en ellos- pero en el acto XII llega a su máxima cumbre: Celestina se niega a repartir con los criados el beneficio obtenido, lo que provoca una discusión que termina con la muerte de la alcahueta, la detención de Pármeno y Sempronio y su ejecución pública.
 Este libro refleja como ningún otro lo que supuso para las relaciones humanas el paso de la economía feudal a la economía capitalista.
En la Edad Media los criados no eran aprovechados. En la economía feudal los criados eran naturales del señor, era un vínculo casi de parentesco que obligaba recíprocamente a unos y otros. Entre ellos no había un contrato, sino un vínculo moral. Hasta que el dinero sustituye al vínculo familiar. Entonces los criados dejan de ser naturales para convertirse en personal contratado; ya no sienten que su suerte esté ligada a la de su señor. Todo lo contrario: los nuevos criados capitalistas como Sempronio sienten que su provecho requiere en ocasiones el perjuicio de quien los paga. De hecho, el otro criado, Pármeno, que empieza siendo un criado medieval receloso de Celestina, acaba aliándose con ella y con Sempronio para aprovecharse del lujurioso Calisto.
Fernando de Rojas provenía de un mundo que estaba desapareciendo y asistía perplejo al nacimiento de una nueva civilización que imponía nuevos valores, nuevos códigos y nuevas relaciones entre los seres humanos.Su mirada a este mundo nuevo y a esa clase social que está ascendiendo no es neutral. Fernando de Rojascensura el engaño, el egoísmo y el interés particular en los que se basan las nuevas relaciones en el nuevo mundo del dinero.

Magia 
La magia, un elemento muy estudiado y la crítica que no se pone de acuerdo. Para algunos se trata de un elemento fundamental que condiciona la trama, para otros sirve para caracterizar a Celestina

Se ha discutido mucho sobre la influencia que ejerce la magia en el hecho de Melibea se entregue a Calisto. La crítica está dividida entre los que otorgan credibilidad al hechizo- eximiendo así a Melibea de parte de su culpa- y los que niegan al hechizo de la vieja alcahueta influencia sobre la acción, porque Celestina, con su habilidad verbal, logra que Melibea reconozca que está enamorada de Calisto y acabe por entregarse a él.
Pero en la España de la época de Rojas, a todos los niveles de la sociedad, se creía en la realidad de la magia. Los innumerables lectores de la Tragicomedia creían casi todos, pues, en la eficacia de la magia tanto en la vida cotidiana como en sus manifestaciones literarias. Nada más alejado de la realidad española o europea del Cuatrocientos que el suponer que el escepticismo con respecto a la magia era la norma entre personas inteligentes o escritores geniales.
Muchos acontecimientos ( el conjuro a Plutón, el que Alisa la deje a solas con Melibea, ...) solo se explican si aceptamos la intervención de Diablo en esta historia, cosa que estaba implícita para los contemporáneos de Rojas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Refuerzo para el examen de la oración compuesta

Determinar la clase y la función de unas subordinadas I Determinar la clase y la función de unas subordinadas II     Reconocer pr...